Por:
María D. Santillán Salazar
Dentro del grupo de los adultos mayores (AM), se
encuentran los Adultos mayores
dependientes (AMD). Es decir aquellos que requieren del apoyo permanente
de terceras personas, por problemas severos de salud tanto funcional y/o mental
y que le impiden realizar sus actividades cotidianas.
Estas limitaciones
son importantes predictores de mortalidad, morbilidad y discapacidad en el AM.
En diferentes estudios se comprobó que las limitaciones funcionales no están
homogéneamente distribuidas en la población de AM y se describe una
desproporcionada tasa de discapacidad en los más viejos, en las minorías y en los
más pobres; a lo que también se agregan diferencias de género, mujeres que
viven más pero en peores condiciones de salud y
funcionalidad que los hombres.
Con el paso del
tiempo y la mayor expectativa de vida, la demanda de atención tanto hacia la
familia como a la sociedad es mucho mayor.
El proceso de
envejecimiento permite prever una mayor y más costosa utilización de los
servicios de salud y también un aumento en la demanda de los recursos
financieros y humanos para satisfacer las necesidades de cuidado de salud de
éste grupo.
Tradicionalmente en
Latinoamérica, el cuidado de las personas mayores estaba a cargo de sus
familias. La migración del campo a la ciudad, los procesos de industrialización
y urbanización pusieron en crisis a la familia tradicional. La estructura
familiar ha cambiado y además las mujeres participan activamente de la vida
pública con su trabajo, lo que provoca un gran impacto en la disponibilidad de
cuidadores de los Adultos Mayores Dependientes (AMD). El cuidado de los adultos
mayores significa uno de los eventos más estresantes que se dan dentro del seno
familiar. Este cuidado va de acuerdo al grado de dependencia que tiene el
adulto mayor, así podemos encontrar adultos mayores que necesitan un mínimo de
cuidados, hasta personas dependientes totalmente con cuidados permanentes tanto
personales como también el uso de algunos equipos biomédicos.
Como causas
principales de dependencia o postración tenemos a las enfermedades músculo
esquelético como artrosis, contracturas, enfermedades neurológicas, cardiovasculares,
pulmonares, tumores y procesos malignos, así como problemas sensoriales, mala nutrición,
dolor, depresión, etc. Por lo tanto se hace necesario proveer de un cuidado
integral al paciente dependiente, a su cuidador y a la familia, contar con la
asistencia de un equipo multidisciplinario. Se tendrá que valorar las
relaciones familiares en el hogar para afrontar la enfermedad haciendo uso de
sus recursos y establecer una mejor comunicación con la familia.
Algunas personas
necesitan de cuidados en una instalación por un período corto de tiempo,
mientras se recupera de una enfermedad o dolencia para que luego puedan ser
atendidos en el hogar. Otras personas cuyas necesidades ya no puedan ser
satisfechas en el hogar, pueden requerir de su traslado a hogares de cuidado u
otro tipo de establecimiento con instalaciones adecuadas para una atención
amplia.
Conceptualmente los
cuidados pueden ser proporcionados por prestadores de cuidados formales
(pagados) como enfermeras, médicos, asistentes sociales; e informales (no
pagados) como lo son básicamente los miembros de la familia, vecinos, amigos,
voluntarios.
Artículo publicado el día Miércoles 11 de
Diciembre del 2013 en el Vespertino “Satélite” (Trujillo-Perú)
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